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domingo, 7 de septiembre de 2014

Leyendas de Nuevo León: La imagen perdida de San José



¿ADÓNDE SE FUE SAN JOSÉ?
Leyenda de la ex-hacienda de San José, municipio de Ciénega de Flores, NL

No, la hacienda de Tierra Blanca no era nada comparada con otra ai cerquitas, la de San José que fue muy rica, era muy grande, y cuentan que los dueños tenían muncho pero muncho ganado... –explica el Sr. Ramón González–. No, todo eso ya se acabó; no queda nada, puro amontonadero de piedras nomás. Vaya pa’ que se desengañe, aunque, déjeme decirle: está canijo entrar. Mire, aquí adelantito, rumbo a Ciénega, hay com’un camino de los camiones de basura y por ai pued’entrar, pero tiene que dejar su camioneta casi en el río y luego caminar. Pero, bueno, también pued’entrar por aquel lao, o sea, por la carretera de atrás que va pa’ Salinas Victoria. Antes de que vea la supercarretera va ver una desviación a la derecha y métase por esa terracería, aunque luego va tener que caminar también. 

[...] La verdad no sé. A mí se me hace que cuando abandonaron l’hacienda –habrá sido cuando la Revolución, m’imagino yo– alguien se agenció las cosas que había adentro porque acá se platica que los dueños fueron gente muncho muy adinerada. Cuentan qu’era una hacienda tan pero tan rica que tenía muebles muy finos y de muncho valor y parece que también hasta platos y cucharas de plata de pura ley, y cosas ansina de valiosas. Lo que sí sabemos nosotros es que luego ai se meten gentes dizque a buscar tesoros, pero pa’ serle sincero, la meritita verdá yo nunca he oído que alguien haiga encontrado nada. Tampoco se platica de ruidos o de llamaradas –cosas de tesoros, pues–. Pero dicen qu’en l’iglesita había unas imágenes muy bonitas, muy finas, y unas pinturas que sepa la bola quién se las habrá llevado. (Leyenda recopilada por Homero Adame.)

Pero hay una plática que platicaban los viejitos de más denantes. Decían ellos quesque San José –l’imagen de San José, ¿verdad?– se convertía así com’uno y que salía a caminar por todos estos rumbos; es que parece que le gustaba vigilar qu’estas tierras estuvieran seguras. Entonces platican que lo veían que ai andaba, que venía aquí a Tierra Blanca, qu’iba a Ciénega o a otras partes, y ai lo miraban y que saludaba a la gente –en aquel tiempo eran pueblos muy chiquitos, así como ranchitos, ¿eh?– Entonces parece que cuando los dueños tuvieron que abandonar l’hacienda, como ai se quedó muy solo y coyotero, pos los bandidos comenzaron a robarse las cosas, entonces parece que San José se puso muy triste y mejor empacó sus chivas y se fue de aquí. La verdad naiden sabe p’ónde ganó...

martes, 2 de septiembre de 2014

Mitos y leyendas de Quintana Roo: Un barco fantasma



UN BARCO FANTASMA
Leyenda de Cozumel, Quintana Roo

¿Y si le han platicado del barco fantasma?, me pregunta el Sr. Nicolás Tzaec, un taxista, radicado en Mérida, Yucatán. Como respondo negativamente, me dice:

Ah, entonces escuche bien porque eso sí es cierto, a mí me tocó verlo, sí. Cuando yo estaba más joven viví en Cozumel y nos íbamos de pesca allá por Punta Molas porque en aquellos años estaba muy solo, no había caminos y sólo se llegaba en lancha; la captura era muy buena entonces ―sigue siendo, sigue siendo, pero no como antes―. Le digo que íbamos para allá y nos quedábamos dos o tres días porque estaba retirado, y luego regresábamos con bastante pescado. Nosotros ya sabíamos las historias que los pescadores viejos cuentan de misterios del mar, pero nunca nos había tocado ver una aparición ni nada.
 Leyenda encontrada en un blog de Homero Adame.
Entonces estábamos ya en el mar de madrugada ―hay que salir muy temprano a pescar― cuando de repente se llenó de niebla; no se miraba nada nadita. Yo me asusté, pa' que le voy a decir que no, y los compañeros también ―éramos tres en la lancha―, pero ninguno dijimos nada. Es que la niebla es canija y envuelve a uno, y hace que los barcos encallen o se hundan. Pero como no hay rocas en ese lado que andábamos, no había razón pa' preocuparnos por eso, pero comoquiera la niebla trae algo, un no sé qué; es como un presentimiento. Y, bueno, nos quedamos quietos esperando que la niebla se fuera ―casi siempre luego del amanecer se va, ¿verdad?―, y ahí estábamos, el mar tranquilo, cuando ya comenzó a amanecer y ya pudimos ver mejor. “¡Miren, miren!”, gritó Paco, uno de los compañeros, y vimos un barco ahí como parado. No’mbre, era un barco viejo, de los barcos españoles que uno conoce por los libros, y estaba quieto, con las velas alzadas. No había viento, le digo, y el barco no se movía. Luego se vino otro banco de niebla, un ratito nomás, y cuando volvimos a tener mejor visión el barco ya no estaba. De ratito se aclaró y el barco no estaba en ninguna parte. El mar seguía quieto, quieto, entonces ese barco no pudo haberse ido así nomás. Leyenda de Homero Adame.
Ya salió el sol y ésa fue una mañana bonita, con cielo muy azul, pero ya no le seguimos. Con el susto que traíamos mejor nos regresamos allá a Cozumel. No, pos a uno le da por platicar sus cosas, y ahí estuvimos contándoles a los compañeros de ese barco misterioso. Unos no nos querían creer, pero otros dijeron que ya lo habían visto también ―le digo que yo ya sabía esa historia por voz de los pescadores viejos―. Y uno de esos pescadores viejos hasta describió el barco porque él también ya lo había visto antes. Era exactamente como el que habíamos visto nosotros. Dijo que era el barco fantasma, que era la aparición de un barco español que se hundió por ahí hace añales, o que a la mejor era un barco que hundieron los piratas de aquel tiempo.

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lunes, 1 de septiembre de 2014

Leyendas de Baja California: Juan Soldado



LEYENDA DE JUAN SOLDADO
Leyenda de Tijuana, Baja California

Hubo un tiempo en que anduve yo trabajando en esto de las ventas pero allá del lado de Baja [California]. Tenía yo una ruta desde Tijuana hasta San Luis Río Colorado, ya del lado de Sonora, ¿eh?, pero mi casa estaba en Tijuana. En aquellos años Tijuana era una ciudad muy fea, llena de vicios, de mal vivientes, de polleros y gente que quiere cruzar al otro lado, pues. No’mbre, con decirle que las calles estaban llenas de basura y había burdeles en cada esquina. Yo ya no he vuelto por aquel rumbo desde hace unos –qué serán...–, desde hace unos 15 o 20 años; no estoy seguro. Pero me han contado que ahora es una ciudad muy moderna, que está muy arreglada, que muy limpia, pero la verdad no sabría decirle yo si es cierto –cuenta el agente de ventas Fernando Sánchez, radicado en el Distrito Federal. Leyenda publicada por Homero Adame.

Bueno, hay una leyenda que a mí me contaron varias veces, una leyenda de un soldado muy famoso que porque dizque que es ahora santo. Le dicen «Juan Soldado» y ahí en el mero panteón está su tumba. No’mbre, hasta yo fui a verla de pura curiosidad y, fíjese que sí, está tapiadita de regalos que le lleva la gente a la que Juan Soldado le ha concedido un deseo. Son como pagos de mandas, pues.

Pero, déjeme contarle: ese San Juan Soldado no cumple cualquier petición, sino que lo que él hace es que supuestamente ayuda nomás a la gente que quiere cruzar la frontera sin que los pesque la migra. O sea que es así como el santo de los migrantes, pues.

Quién fue Juan Soldado
En el panteón municipal se encuentra la tumba de un soldado que en vida se llamó Juan Castillo Mireles. De acuerdo con las crónicas, este hombre fue fusilado en los años 30 (del siglo XX) porque se le acusó de haber violado a una niña. Aún se rumora que el proceso judicial fue manipulado para con ello tener a un culpable y dar carpetazo al asunto; la sentencia recayó en este soldado que, muchos piensan, era inocente. Debido a esto último, la creencia afirma que su ánima ayuda a la gente, en particular a los migrantes que desean cruzar la frontera.

Notas:
1. La primera imagen fue tomada del Wikimedia.org. Que el enlace sirva de crédito y agradecimiento a sus creadores.

2. La segunda foto fue tomadaa del sitio de internet colef.mx. Que el enlace sirva de crédito y agradecimiento a su creador.



3. Otra versión editada de esta misma leyenda fue publicada en el libro Mitos y leyendas de todo México, por la Editorial Trillas.

4. Puedes conseguir el libro en cualquiera de las sucursales de Editorial Trillas en el país o bien, a través de este enlace directo al libro: Mitos y leyendas de todo México.